Evidenciar los aportes de la neuroeducación, su incidencia en el contexto pedagógico y la educación emocional en los procesos de enseñanza – aprendizaje en la primera infancia
Fecha
2023-10-10Autor
Salinas Hernandez, María Yaneth
Sanabria Herrera, María Fernanda
Sotelo Suarez, Fernanda
Villada Rios, Nestor Antonio
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Este documento es una revisión bibliográfica a la producción intelectual, relacionada con la neuroeducación y los procesos de enseñanza – aprendizaje en la primera infancia, explorando cómo la comprensión de la fisiología del cerebro, ayuda a ver la forma en que el mundo en el que está inmerso el niño y la niña, considerando su espacio demográfico, socio -cultural, económico, político, idiosincrático y las interacciones que tiene con los demás, y la incidencia en su receptividad para recibir nuevas experiencias y aprender de ellas (Barrios, 2016). Según lo expuesto por (Domínguez, 2019), se ha mencionado que la educación es un arma de transformación del ser humano, pero para lograr este proceso de cambio se debe entender cómo se da o desde donde inicia. Es así que se comprende al ser humano como un ser holístico, dotado de diversas habilidades cognitivas, físicas, emocionales, sociales y espirituales, todas estas orientadas por un órgano importante: el cerebro (Domínguez, 2019) De esta manera, el proceso pedagógico en primera infancia, se articula con el concepto de neuroeducación con miras a conocer de manera detallada el cerebro, las estructuras anatómicas, su fisiología, y así determinar cómo este órgano posibilita el procesamiento de la información, su registro y consolidación, funciones primordiales para potenciar el proceso de enseñanza – aprendizaje para la primera infancia (Domínguez, 2019) Algunos de los principios neuro educativos que se deben tener en cuenta según Campos (2010) y Caicedo López (2012), como se citó en (Domínguez M, 2019) son: el cerebro es el único órgano que tiene la capacidad de aprender y a la vez de enseñarse a sí mismo; cada cerebro del ser humano es único e irrepetible e influye en el entorno y en todas las experiencias previas obtenidas; el cerebro aprende a través de patrones; las emociones cumplen un papel fundamental en el funcionamiento del cerebro, por ejemplo, el estrés puede provocar un impacto negativo y limitar el aprendizaje. En tanto, si existe una respuesta de tensión o presión, esta tendrá un cambio fisiológico y biológico, pues el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) ante estos estados emocionales secreta la hormona catecolamina desde el Locus Coeruleus y la médula suprarrenal, los cuales activan el sistema de huida o lucha. Es decir, ante una emoción displacentera o negativa para el estudiante, podría generar repertorios comportamentales que evadan cualquier estimulación del contexto educativo y puede perturbar los niveles de atención y memoria (Amran, et al. 2019)
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