Para Colombia, país afectado por el conflicto armado, se torna indispensable contar con mecanismos de cooperación que apunten al restablecimiento del orden social, económico y político y que permitan la inserción en la civilidad de organizaciones al margen de la ley para que se conviertan en actores de desarrollo en el territorio que las acoge. Es entonces, necesaria la vinculación de la institucionalidad desde todos sus ámbitos, para aunar esfuerzos encaminados a la sostenibilidad de los individuos en la civilidad y legalidad. Un conflicto que se negocia, requiere avizorar mecanismos que permitan el entendimiento de la sociedad y sus actores en dejación de armas, de modo que se les brinde oportunidades. Colombia, tiene experiencias en procesos de reintegración colectivos, lo que constituye insumos para el posconflicto; un ejemplo de ellos es la experiencia de acompañamiento empresarial al proceso de reintegración con las “autodefensas” que aquí se describe.